¡Hola, hola, mis amores! ¿Cómo están? He tenido un día de maravillas realmente. Primero que nada, quiero contarles que hace poco me sumé a La historia a ciegas Vol. 1 de La maldición del escritor ¡y ya están los resultados! Han salido historias hilarantes de ello, pues, fue en dinámica como un Cadáver exquisito y ha salido de lo más interesante ¡los invito a leerlos! Que están los relatos hechos de todos los participantes, incluyéndose el mío, por supuesto.
Les traigo una historia extra de 'El cielo a mi favor', que si no lo han leído aun, pueden ir directo al link y ver de qué va.
La preocupación de la niña de melena verde volvió de forma tan repentina como había echado a correr, casi largándose a llorar por ello. Kakashi estaba ahora más preocupado por tener que consolarla que por el pez, buscando a su alrededor algo que pudiera servirle para detener sus lágrimas, consiguiendo un poco más de agua de un puesto y mostrándole luego lo vivaracho que estaba el animal.
Y esto ha surgido precisamente, de una conversación en la que hablabamos de que los personajes se conocieran de pequeños, pero debido a la brecha de edad que hay entre ellos, era imposible que sucediera, así que acabó siendo parte de un jutsu/habilidad temporal.
Espero les haya gustad <3
¡Un abrazo!
Les traigo una historia extra de 'El cielo a mi favor', que si no lo han leído aun, pueden ir directo al link y ver de qué va.
Sonríe
Las luces del
festival brillaban en medio de la noche. Sus tonos rojos y anaranjados
decoraban todo el trayecto de la calle que había sido destinada a aquella
celebración. Él estaba ahí porque… sí, había sido Minato quién lo había
convencido de ir al festival junto con Obito, Rin y Kushina. Sí, si no fuera
por eso, hubiese preferido quedarse en su casa leyendo tranquilo hasta quedarse
dormido. Pero ahí estaba junto a ellos esperando que llegue Obito para poder
marchar.
Rin y Kushina
iban con una yukata típica de esas celebraciones, hasta Minato se había
prestado a ello, salvo sus dos alumnos.
—¿Eh? ¿Cuánto
más se va a retrasar ese mocoso? —Kushina ya se estaba cansando de esperar.
—Tranquila,
tranquila —Minato posó su mano en su hombro con una sonrisa— vayan
adelantándose ustedes que yo me quedo a esperarlo y los alcanzo luego —sugirió
él y fue aceptado de buena gana por ambas mujeres. Kakashi, por su lado
prefería seguir esperando que meterse en el tumulto de gente, pero ni
oportunidad tuvo de reclamar al ser llevado por las dos.
Sin más
remedio que seguirlas, mantuvo distancia de casi un metro de ellas, siguiendo
con la mirada todo lo que hacían y esperándolas cuando debía hacerlo. Apenas
participaba en la conversación o se limitaba a asentir.
—Mira, mira
—Rin le colocó una máscara con cara de perro y una banda a ninja a Kakashi— te
queda bien —gritó con alegría y una melodía en su voz viendo a Minato llegar
con Obito sumándose al grupo una vez más.
Se animaron con
rapidez empezando a discutir sobre su siguiente parada, no sin que antes
Kushina pasará a regañar al ninja por haberlos tenido esperando durante tanto
tiempo.
Kakashi llevo
sus brazos tras de su nuca y los observó sin decir nada, sin querer tomar partido
en la discusión. Apenas prestaba atención a las parejas o grupos de amigos que
pasaban a su lado cuando una bolsa con un pez dorado voló directo a su cabeza
rompiéndose y mojándolo. El pez cayó al suelo luchando por sobrevivir por la
falta de agua mientras Kakashi escurría los restos de la misma de su rostro.
La niña que
había sido la causante de todo, corrió sin prestarle atención al muchacho en un
intento de salvar a su vez dorado, siendo Minato quien lo había logrado atrapar
y dejado en el interior de un vaso con agua.
—Aquí tienes
—le dijo a la niña que poco prestaba atención a lo sucedido al ver que su pez
estaba todavía vivo— procura no correr mientras lo lleves.
Ella asintió
feliz recibiendo una caricia en su cabeza por parte del adulto y luego,
llevó su vista hacia el ninja enmascarado.
—Lo siento
—se disculpó apenada al verlo con el flequillo mojado y de pronto, sonrió
alegre y tomó de la mano a Kakashi llevándolo a prisas con él por la
muchedumbre a pesar de que había prometido no correr.
—¿Los
seguimos? —Preguntó Rin.
—Quizás haga
sonreír a Kakashi-kun —dijo Minato y sugirieron su próximo puesto.
Kakashi
detuvo a la niña después de haberlo hecho andar por medio festival sin escuchar
razones.
—¿A dónde me
llevas? —Preguntó soltando su mano y quitándole el vaso viendo que había
perdido prácticamente la mitad del agua que llevaba en él— el pez va a morir si
se queda sin agua.
La preocupación de la niña de melena verde volvió de forma tan repentina como había echado a correr, casi largándose a llorar por ello. Kakashi estaba ahora más preocupado por tener que consolarla que por el pez, buscando a su alrededor algo que pudiera servirle para detener sus lágrimas, consiguiendo un poco más de agua de un puesto y mostrándole luego lo vivaracho que estaba el animal.
—¿Prometes
que Taiyou-kun no va a morir? —esnifó secándose las lágrimas cuando él asintió
y volvió a sonreír tan radiante como antes ¡Qué cambios de humor tan drásticos!
Pero tenía miedo de decirlo y enfrentarse a otra faceta suya en esos escasos
minutos que llevaba de conocerla.
Él asintió y
ella recordó la razón por la que lo había llevado corriendo hasta ahí,
volviéndolo a jalar de la mano hasta un banco donde se encontraba un bolso del
que sacó un pañuelo, que estaba atado a otro y otro y otro, así hasta que contó
veinte pañuelos de colores, levantándolos a todos y estirando el de la punta,
que era uno sólo el que necesitaba nada más. Aunque aún mantenía a los otros
atados y contra su pecho.
—Agáchate —le
dijo ella en tono mandón. Él resopló— bueno, si no te vas a agachar... —posó
sus manos en el banco y se subió encima atrayéndolo para secarle la cabeza de
esa manera ahora que estaba a su altura. Vio no sólo eso, sino que tenía la
máscara mojada, así que Fuyuki atinó a bajársela y secarle el rostro cuando él
la detuvo.
—¿Qué haces?
—Te seco
—respondió como si fuera la cosa más obvia del mundo volviendo a estirar su
mano para intentar alcanzarlo y quitarle la tela, pero él se hizo para atrás y
ella perdió el equilibrio cayéndose al suelo.
Molesta como
estaba, se levantó y le dio una patada en la pantorrilla. Kakashi resintió el
golpe de la pequeña que no había contenido fuerzas, agachándose a sobarse la
pierna cuando ella le bajó la máscara finalmente y le secó la cara. Él quedó
atónito ante la oportunidad que ella había visto y tomado apenas se le había
presentado, mucho más indignado se había sentido al ver esa sonrisa brillante,
con un hueco en ella por los dientes de leche. Esa niña era demasiado osada.
—Vuelve con
tus padres —le dijo irguiéndose y acomodándose la máscara correctamente sobre
el rostro.
—Ellos están
bien allá —le señaló un banco en frente donde su padre la saludó abiertamente y
ella agitó su mano con alegría— ¿ves? Están bien solos, yo me quedaré contigo.
Y ese había
sido el peor vaticinio que podía recibir en la noche. Estando donde no quería
estar y ahora, con más compañía que no quería ¿podría ser mejor?
—Soy Fuyuki
—se presentó ella dando sólo su nombre.
—Hatake
Kakashi —respondió él.
—Kakashi-kun,
vamos a ese juego —lo animó ella al ver un nuevo puesto que había llamado su
atención en donde tenían que embocar unos aros en diferentes blancos.
—¿Kakashi-kun?
Te doblo la edad y te acabo de conocer para que me llames por mi nombre de pila
—se quejó él de esa actitud tan confianzuda que había tomado la mocosa con él
apenas llevando una hora o poco menos de conocerse.
—Pero tú me
llamaras Fuyuki-chan ¿no? Entonces, yo puedo llamarte Kakashi-kun.
—Eso no
funciona así —refutó la línea de pensamiento tan inocente de ello— son honoríficos
de respeto o confianza o simples formalismos para tratar con alguien poco
cercano —le explicó mientras ella centraba sus orbes ambarinas en él como si
fuera la cosa más importante del mundo lo que le decía.
Apenas
finalizó, ella sonrió mostrando su dentadura una vez más y se encogió de
hombros más que feliz. Kakashi estaba seguro de que había sido lo
suficientemente claro como para solucionar eso y esperaba poder solucionarlo
y marcharse.
—¡Kakashi-kun!
—Gritó extendiendo sus brazos por encima de su cabeza dando un brinco
emocionada.
Él golpeó la
palma de su mano en su cara, arrastrándola hacia abajo resignado. Era inútil
discutir con un crío. Inútil.
Lo llevó a
rastras a los diferentes puestos entre comidas y juegos, mucho más al ver las
máscaras ¡ella también quería una! Pero iba haciendo un mohín mucho más notorio
mientras arrastraba a Kakashi de la mano de aquí y de allá, sin dejar de
mirarlo fijamente mientras caminaban entre la multitud.
—¿Qué pasa
ahora? ¿Tengo algo en la cara? —Preguntó ya incómodo de sentir la mirada fija
encima suyo.
—Sí que lo
tienes —Fuyuki lo miraba con una solemnidad que no había visto en ese tiempo
que llevaban compartiendo.
Él esperó
expectante una respuesta de su parte. Siguió las instrucciones de ella,
poniéndose a su altura, agachándose con las manos sobre las rodillas esperando
aquello que parecía tan importante del lado de la pequeña. En ese momento, no
entendía por qué seguía ahí con ella, lo cierto es que no había intentado
echarla después de todo.
Fuyuki acercó
su rostro a él y examinó al detalle el del ninja con precisión de cirujano.
—Estás triste
—le dijo ella finalmente poniendo sus pequeñas manos en las mejillas y
estrujándolas sin lograr cambiar esa expresión de su rostro.
—Oi, oi, que
eso duele ¿qué te pasa? —Preguntó sujetándola de las muñecas— no estoy triste.
—Papá dice
que ver los ojos de alguien es la mejor forma de conocer su estado de ánimo. Y
los tuyos se ven triste a pesar de que hemos hecho muchas cosas divertidas —le
explicó sin moverse.
—No estoy
triste —repitió sin saber si intentaba convencerla a ella o a él mismo ¡una
cría le venía a decir eso! Era frustrante.
—Lo estás.
—No lo estoy.
—Que sí
—insistió ella— eres un mentiroso.
—No lo soy.
—Tonto.
—Mocosa —la
insultó él, viéndose rebajado a su nivel, sintiéndose idiota por llevar esa
discusión. Dio un largo suspiro y la soltó.
—Sonríe
entonces —lo retó muy decidida a lograrlo.
—No tengo una
razón por la que sonreír ahora—esquivó la mirada de ella, lo que menos quería
era hablar de esas cosas con una niña, mucho menos, con una tan entrometida
como ella.
—Te daré una
razón para sonreír —lo dijo con tal seriedad apoyándose en las piernas de
Kakashi, que apenas él volteó a verla y la notó tan cerca, perdió el equilibrio
cayendo de culo al suelo.
Por suerte, o
por desgracia, el padre de Fuyuki había llegado hasta donde estaban ellos dos y
la había tomado en brazos, dándole la posibilidad a Kakashi de ponerse en pie
ahora que ya no la tenía encima suyo. Parecía ser una de las especialidades de
ella: era demasiado cargosa.
—Espero que
no te haya causado molestias —dijo su padre haciendo una reverencia ante él.
—Está bien
—se encogió de hombros llevando las manos a su nuca. Había ignorado todo lo que
había pensado anteriormente para desentenderse del asunto.
El hombre le
dio las gracias por haber acompañado a su hija y antes de irse, Fuyuki le pidió
bajar. Kakashi la observó con atención acercársele a él, con esa sonrisa radiante
en sus labios y el brillo de sus ojos desbordándose de ellos.
—Recuerda
esto, Kakashi-Kun —él soltó el aire cansado cuando escuchó de nuevo ese sufijo—
cuando nos volvamos a ver, te haré sonreír.
Su padre se
rio con sonoridad mientras que Kakashi reaccionaba de forma totalmente
aprensiva ¿próxima vez? Ya había hecho de todo, desde golpearlo hasta bajarle
la máscara, ni quería pensar qué haría en una próxima vez. Tragó duro sin saber si asentir o no.
Tras eso, se
despidieron mientras llegaban Minato y su equipo a buscarlo.
—¡Recuerda
bien eso, Kakashi-kun! —Le gritó Fuyuki desde el hombro de su padre saludándolo
con una sonrisa tan amplia que hizo que se sobresaltara.
—¿Kakashi-kun?
—Se rio Obito de manera descarada dándole una palmada en la espalda mientras el
ninja en cuestión se sentía entre avergonzado y molesto por aquella reacción.
Mientras
discutían entre ellos y Kushina regañaba a Obito por las cosas que decía, la
presencia de la niña volvió a interrumpirlos, habiendo llegado corriendo hacia
donde estaban ellos cubriendo el vaso donde estaba su pez dorado,
entregándoselo al ninja.
—Así no te
olvidaras que debes volverme a ver —le dijo entregándoselo a él.
La voz de
Fuyuki se había superpuesto a la de su yo infantil. Kakashi se frotó los ojos
cuando la figura de la mujer se superpuso a la de la niña repitiendo su nombre.
—Kakashi-kun
—una armonía que sólo ella era capaz de conseguir al pronunciar su nombre de
esa manera se repetía en sus labios— Kakashi-kun.
Fuyuki lo vio
reaccionar y se le arrojó encima en un fuerte abrazo. Su rostro estaba empañado
en lágrimas lo que hacía mucho mayor la confusión de Kakashi al tenerla así
contra él. No se lo esperaba ni tampoco sabía cómo debía actuar, consolar a
alguien que lloraba seguía sin ser de su especialidad.
—No vuelvas a
asustarme así —sollozó contra su pecho sin animarse a mirarlo aún al estar
llorando. Al momento en que lo había visto en el suelo, su corazón se había
estremecido por el miedo, mucho más cuando ante todos sus intentos por
despertarlo, no consiguió hacerlo.
Él la rodeó
con sus brazos, apoyando una mano en su cabeza y la otra en su espalda.
—Lo siento
—miró a su alrededor y vio a sus alumnos respirar con tranquilidad al verlo
despierto.
—Casi nos da
un susto de muerte, Kakashi-sensei —Naruto habló con una sonrisa en los labios,
habiendo pasado ya el mal momento y sin bajas en aquel combate, no podía estar
más que feliz.
—Eres un loco
suicida —lo regañó Fuyuki molesta, molestia que se veía empañada por sus
lágrimas— saltaste ahí y…
—Lo siento
—repitió obviando un poco esas imágenes que tenía tan recientes de él y de
Fuyuki de jóvenes para recordar exactamente la razón por la que había llegado a
esa condición.
Como Fuyuki le
había dicho, era un suicida, no había pensado dos veces en actuar cuando tuvo
en mente el plan que pensó, iba a ser el que salvaría a la aldea completa. Si
el agujero de gusano se expandía, no iban a poder detener el curso
espacio-temporal y los cambios, iban a ser severos. Jamás pensó que él podía
quedar atrapado en él, pues, estaba dispuesto a morir por los demás, su plan de
quedar en un limbo había salido sobre la marcha.
—Lo siento
—volvió a decir cuando recibió el golpe de su novia en su pecho.
—Ya deja de
disculparte.
—Cuando dejes
de llorar —la contuvo acariciando suavemente su cabeza— ya estoy bien, cariño
—le dijo deslizando sus dedos por sus mejillas, haciendo que levantara la
cabeza y lo mirase.
Sus alumnos le
habían dado algo de espacio, dejándolos solos un momento para que arreglaran
las cosas. Fuyuki estaba dolida y él era el único capaz de solucionar eso. Corrió
sus lágrimas con ternura y bajándose la máscara, la besó con suavidad.
—Te amo.
Ella asintió
sin poder hablar y volvió a besarlo aún con algunas lágrimas en su rostro que
él no dudó en correr y saborear.
Recordó la
promesa que le había hecho ella con una sonrisa.
—Cuando nos
volvamos a ver, te haré sonreír —le había dicho ella de niña. No lo había
creído, era una niña, una molesta niña que a fuerza de costumbre se había hecho
espacio en su vida y había hecho lo imposible para que la notara. Había
cumplido esa promesa que le acababa de hacer en ese tiempo que nunca existiría.
Había cumplido y superado cualquier expectativa que él se hubiese imaginado
posible: lo había hecho feliz.
Y esto ha surgido precisamente, de una conversación en la que hablabamos de que los personajes se conocieran de pequeños, pero debido a la brecha de edad que hay entre ellos, era imposible que sucediera, así que acabó siendo parte de un jutsu/habilidad temporal.
Espero les haya gustad <3
¡Un abrazo!
Hola mi dulce Roxana , antes que se me olvide siempre estoy para decirtelo pero se me olvida ..me encanta tu escrito de entrada a los post pq nos da esa bienvenida llena de sonrisas y es genial , así pues gracias por ello.
ResponderEliminarY como terminas tu relato " CUANDO VOLVAMOS A VERNOS TE HARÉ SONREÍR" es la mejor forma ve verse .
Un abrazo cielo feliz noche.
¡Gracias, Campi! Me alegro que te guste la estética de mi blog <3 y que hayas disfrutado mi relato, por sobre todo. Creo que es la mejor forma de reencontrarse: con una sonrisa y muchas más por llegar.
Eliminar¡Un abrazo!
Uy me encanto que dulce y humano. Genial relato te un beso
ResponderEliminarMe encanta que lo hayas disfrutado y encontrado tierno.
Eliminar¡Un abrazo!