¡Hola a todos! ¿Cómo están? Hoy aprovecho la consigna de la semana de jueveros y el del reto para hacer una sola entrada. Esta semana toca el último relato juevero del año y Molí nos invita a que los animales sean los protagonistas y contemos el relato a través de su forma de ver el mundo ¡y como iba a faltar! Si soy mascotera a más no poder +0+. Los invito a leer a los compañeros y su visión de mundo por aquí.
Además, yo me he sumado el extra del Reto de Literup.
Además, yo me he sumado el extra del Reto de Literup.
Día cincuenta: Escribe un relato sobre la amistad entre un hombre y un animal.
¡Un abrazo!
Son pequeñitos, están ahí en el rincón ¡santa
madre de la papaya! Van al panda. Ah, no, no voy a dejar que lo toquen. Lo
agarro de la oreja y me lo llevo. El panda está a salvo ¡pero el zorro no! De
nuevo, lo agarro de la oreja y lo llevo, pero éste es más pesado que el panda. ¡Me
olvidé la cartuchera y el palo! ¡Y la vaquita!
Listo, todo está en este rincón, aquí nadie
va a poder venir a sacarme nada ¡Jah, les gane, pequeñas larvas! Les digo irguiéndome
y parando las orejas, pero… eso no ha sido un impedimento para ellos ¡Vienen
todos por mi ahora!
Oh, Dios, oh, Dios, oh, Dios ¿Qué hago ahora?
Son cuatro y yo uno. Les ladro, los asusto. He levantado una pata y
la he golpeado contra el suelo. Seguro que entienden eso y se van, pero les voy
a seguir ladrando por las dudas.
—Ulises, dormite de una buen vez —me dice
ella sacando la mano de la cama y acariciándome la cabeza ¡Para vos es fácil
decirlo! ¡Tus cosas no son las que están en peligro! Ay, no ¡El delfín! El
delfín, no, no. Corro y ladro hasta llegar con esa pequeña rata y forcejear con él. Lo tiene de la cola, yo lo agarro de la nariz. Es mi-o-o-o digo en un
gruñido hasta que él lo suelta y yo salgo rodando hacia atrás por el impulso.
Me sacudo la cabeza y lo veo ¡Mi delfín! Mi primer mordillo, no voy a darlo a
cualquiera.
Sigo ladrando que están ahí al acecho
esperando a robarme mis preciados tesoros, todo lo que conseguí yo solito.
Solito.
—Ulises, basta o te vas de patitas a la calle
—la miró parando las orejas ¡Si es su culpa! Ellos están ahí atacándome y
mirándome feo como huraños piratas. Mira ese, ni si quiera perfil tiene ¡No es
normal eso!— volvés a ladrar y vas afuera. Es hora de dormir. Dor-mi-te —me
pone la manta encima y apaga la luz.
Me acuesto sobre el panda y abrazo el delfín,
si, debería dormir. Tengo sueño. Bostezo y me acomodo cerrando los ojos y
cuando creo que puedo descansar ¡Escucho sus pasitos! Así, con manta y todo
salgo corriendo a perseguirlos y ladrarles. Es cuando ella se levanta y cierra
la puerta de la habitación. Chau, me dice y yo quedo ahí llorando ¡Me dejó
fuera! ¡Fuera! Auu. Estoy un poco ronco, es de tanto ladrar seguro.
A los minutos, vuelve a abrir la puerta.
—Y te dormís o vas directo al jardín.
Entro entusiasta, le muevo la cola y salto a
la cama. Se ha reído, así que creo que ya estamos en paz. Bajo al panda y me
acuesto, me tapa y me quedo quieto. Aunque de todas formas, es tu culpa,
estábamos bien solos ¿para que necesitas tantos perros? Conmigo alcanza y
sobra.
Es hora de dormir, si. Acomodo la cabeza en el delfín y veo la ojota
que se va yendo por debajo de la cama ¡Ladrón! ¡Ladrón! Supongo que no podré
dormir. ¡No te preocupes que allá voy! Esto no va a parar hasta que se vayan.
Este es el atorrante protagonista del relato. No sé si alguien durmió esa noche (?). Es un cachorro de seis meses que tiene la energía de la vida encima. Hará poco que tengo cuatro cachorritos, que ya a fines de enero empezaré a buscarles hogar, que apenas están empezando a andar y ponen de los nervios al petiso. A Ulises no le simpatizan en lo más mínimo y verlos cerca de la habitación es cosa de que haga el escándalo del día ¡Y si tocan sus cosas, peor! Aunque ya está un poquitín más acostumbrado y al menos, descansa de noche -aunque los tiene cortitos si llegan a entrar a la habitación o tocar sus juguetes, eso no se lo quita nadie-. Que tiene varios peluches que es donde duerme, junto con la basura que va recolectando por ahí, que tiene un palo, una piedra y una cartuchera llena de lapiceras viejas, porque le gusta masticar esas cosas. Juguetes, nada, que es al vicio comprarle cosas que se entretiene más con lo que encuentra.
Espero les haya gustado <3
Excelente tanto el primero como el segundo ..y tan bien una locura jajaj no me extraña que le pongan de los nervios ajjajaj .. dan mucha felicidad pero tantos es una odisea
ResponderEliminar¡Tú lo has dicho! Es una odisea, pero se hacen querer <3 así que se les perdona todo.
Eliminar¡Un abrazo!
Ay, qué cucada *__* Espero que poco a poco se vaya acostumbrando a los cachorrillos y así pueda descansar y dejarte descansar.
ResponderEliminarDivertido relato y genial ver todos los retos que has cumplido. ¡Un besazo!
Feliz año
Ojalá que sí, que es tremendo el chiquitín XD me alegro que te haya divertid.
Eliminar¡Feliz año para ti también!
¡Hola guapa!
ResponderEliminarQue relato más divertido, me ha parecido adorable Ulises. Todo un amor y un macho dominante de lo suyo.
Que pases un bonito comienzo de año.
Un besito
Tú lo has dicho, es el alfa de la manada ajajaja
Eliminar¡Un abrazo! ¡y feliz año!
Pobre, se debe sentir el príncipe destronado, menos mal que será temporal. Es que los animalitos tienen sentimientos.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí que los tienen y son mañosos para hacerlos notar.
Eliminar¡Un abrazo!
No sé si te lo mencione. Pero tu perro se llama parecido a uno de mis personajes, Ulises Lestrade. ¿Es por el de la Odisea?
ResponderEliminarTodo un personaje, defensar de sus posesiones.
La verdad es que no lo había pensado así XD pero sí, se llaman igual. En realidad, yo pensé lo mismo, más, fue mi hermana quién eligió el nombre e inmediatamente, le dije que era por la Odisea, más, sólo le pareció un bonito nombre. A saber por quién se lo puso XD
Eliminar¡Un abrazo!
Un abrazo.
ResponderEliminarY feliz año nuevo.
Feliz año para ti también <3
EliminarCosas de cachorrillos, pero son tan monos, que todo se les perdona.
ResponderEliminarUy pobrecito es adorable tu Ulises y me encanto el relato me sacaste una sonrisa. Te d eseo un feliz año
ResponderEliminarQué alegría <3 ¡Un abrazo! Y feliz año <3
Eliminar!Que preciosura de tu relato! Como amante de caninos me a fascinado tu protagonista, Ulises. Me lo he imaginado defendiendo su territorio, sus jugueticos, y ese espacio del que siente destronado el pobre.
ResponderEliminarQue disfrutes la llegada del nuevo año. !Felicidades!
Es todo un personaje, Ulises, me alegra que te haya gustado <3 ¡Feliz año para ti también! ¡Un abrazo!
EliminarQue dulzura de relato hace que Ulises te acabe robando el corazón, pobre principe destronado. Gracias por participar, besos.
ResponderEliminarY es por eso mismo que se les perdona todo jajaja
Eliminar¡Un abrazo!
Los niños y Ulises con seis meses es como un niño, son posesivos con sus pertenencias y con el lugar que ocupan en los afectos de los mayores. Así que la defensa a ultranza de sus tesoros es natural y disculpable. He disfrutado con tu relato, Roxana.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Totalmente de acuerdo y hasta un poquito más posesivos para todo eso jajajaja Me alegra que te haya gustado.
Eliminar¡Un abrazo!