Hi hi a todos! ¿Cómo están? Espero que muy lindo y la vida los trate bien :D Vengo descuidando un poquito esto y es que ando con demasiadas cosas encima y quería hacer una bonita portada para el capítulo pero entre roles y demás obligaciones, fui estirando y estirando la fecha de entrega y aquí me ven, estirando más tiempo la fecha de entrega (?)
El dibujo está pintado a mano :D con algunos retoques en Photoshop. Espero que les agrade la nueva versión del dibujo. Ya cuando tenga más tiempo y ganas, la haré digital. Por ahora, es la que queda :D
El dibujo está pintado a mano :D con algunos retoques en Photoshop. Espero que les agrade la nueva versión del dibujo. Ya cuando tenga más tiempo y ganas, la haré digital. Por ahora, es la que queda :D
Capítulo 4
Rompiendo lazos
Saitou nadó en medio de aquel
remolino tomando a Myoun entre sus brazos, intentando salir a la superficie
hasta que al fin, al llegar a la puerta el agua comenzó a drenar, sin embargo,
el disturbio que había causado junto con los daños que había provocado eran
demasiados. La joven tosió debido a toda el agua que tragó, quedándose junto al
pelirrojo contra su cuerpo un momento, en lo que se recupera. Muchos de los
animales acuáticos salpicaban en lo que quedaba de agua en el piso, sin poder
hacer mucho por todos aunque algunos de los trabajadores de allí habían
comenzado a llegar al lugar.
—¿Te
encuentras bien?— preguntó frotando la espalda de la muchacha con calidez,
esperando que recuperase un poco el aliento. Sabía que ella no sabía nadar y le
había preocupado demasiado verla siendo arrastrada por el agua tan rápidamente.
La
muchacha asintió con la cabeza poniéndose de pie con la ayuda de su amigo,
enfocándose en el tumulto que había sido provocado momentos antes. La gente
corría o se recuperaba gracias a la ayuda de los que habían dado una mano hacia
aquellos que el agua arrastró lejos. Saitou contuvo a la muchacha que después
de toser un poco para expulsar toda el agua que tenía en sus pulmones, logró
articular un bien. Se sintió más
tranquilo al escucharla hablar más, había algo que no estaba del todo bien con
lo que había sucedido: algo más había sido el que provocó todo esto. Y él
estaba seguro de ello, procurando ser lo más cuidadoso para llevar a cabo su
accionar: no quería ser descubierto más, tampoco quería llamar la atención, más
de lo que ya habían llamado, con algo poco pensado.
—Bien,
creo que deberíamos dejar el paseo por hoy. Debes ponerte algo seco—le dijo él
con tranquilidad ayudándola a ponerse en pie con la intención de dirigirse a su
hogar luego de lo ocurrido. Más, las cosas no eran simples para el pelirrojo,
menos a esta altura. Tomó la mano de la muchacha con una sonrisa en el rostro,
intentando ayudarla a pasar el mal momento. Sabía que el agua no era
precisamente el mejor aliado de Myoun, alguna vez le había contado de su fobia
a los piletones y cosas similares debido a un accidente que había tenido de
pequeña en el casi se había ahogado así que intentaba hacerla pensar en otras
cosas, pero, fue ahí cuando sintió que su mano se alejó rápidamente de la suya
para ver desaparecer a la joven frente a sus ojos. Se echó a correr con afán de
alcanzarla, no podía perderla así nomás.
Ya no importaba el
acuario, sino, ella. No se fijó más en las personas que se cruzaba ni similar,
simplemente, tenía un objetivo mayor. Saitou siguió su rastro a toda prisa,
sospechaba que había algo más en todo el tumulto que había causado sólo para
llamar su atención. Y Myoun que estaba en medio de ello no facilitaba nada las
cosas ahora. Presentía que algo más grande había y podría estar involucrado
algún ser que no fuera humano. Y es que el pelirrojo tampoco lo era.
En su vida anterior,
era mejor conocido como Jin, el demonio de las sombras. Había tomado forma
humana para escapar al mundo de los humanos pues, su vida en su tierra natal no
estaba siendo muy a su gusto, por lo que su mejor opción fue huir y vivir como
otro mortal.
Llegó a un galpón.
Presentía que había llegado a destino especialmente, cuando notó que allí
fuera, no era el único que estaba esperando por ver el interior. Había un
hombre allí de cabellera negra y larga, piel blanca y un parche en el ojo
derecho. Saitou pensó que era su enemigo, así que ahí nomás tomó una postura
defensiva, pero las cosas no iban a salirle tan mal como creía.
—No vas a detenerme de
que recupere lo que es mío— aseguró el hombre del parche al ver a Saitou —si
eres amigo de Toru, puedes marcharte ahora mismo— sentenció entrando al lugar
sin darle más tregua a él. Saitou lo miró unos instantes antes de seguirlo al
interior y recibir un fuerte golpe gracias a ello al tomarlo desprevenido.
Tenía que aclarar un poco las cosas pues, parecía que ambos iban por lo mismo.
—No te metas en mi
camino o te irá peor—
—No quiero hacerlo.
Vengo por alguien—respondió poniéndose de pie limpiándose la mejilla al ver que
el contrario lo miraba con fijeza —creo que venimos por lo mismo.
No dijo nada más, sólo
vio cómo se separaban. Por un momento, olvidó su verdadero objetivo,
introdujéndose en aquel sitio. Estaba poblado de cosas, apenas dejando espacios
para caminar, parecía ser el depósito de alguien aunque estaba bastante
abandonado pues, las cajas y demás piezas que se veían alrededor estaban llenas
de polvo y no parecía reciente, sino, todo lo contrario: llevaba tiempo así.
Saitou pensaba que se respiraba el olor a humedad y polvo en aquel ambiente,
pero era lo de menos considerando sus verdaderos motivos para seguir hasta el
final. Tenía que encontrarla y llevarla con bien de nuevo a su casa, no podía
permitirle que algo le pasara o no se lo perdonaría nunca.
—¿Qué es lo que
buscas?— preguntó Saitou mientras seguían por aquel rumbo. El lugar era más
grande de lo que parecía —¿y quién es el
tal Toru que mencionaste antes?—
—El que me robó mi
ojo—
El pelirrojo quedó sin
mucho qué decir después de eso ¿buscaba venganza? Era lo único que se le
ocurría por ese momento, realmente, nada más pasaría por su cabeza en una
situación así, casi como la que él pasaba intentando salvar a su joven
compañera de correr un destino que no merecía en lo absoluto.
Avanzaron un poco más
deteniéndose de golpe frente a una silueta alta y bien fornida que poco a poco
fue dejando verse al salir de las sombras: estaban justo donde los quería. A
los lejos, él vio a Myoun tendido en el suelo manchada con sangre. No lo
entendía, no podía creerlo ¿ella estaría? Sin pensarlo si quiera, se lanzó a
atacarlo más, el ataque fue esquivado, pero ahora era buen momento para hacer
uso de sus poderes, desarmando los grandes armazones metálicos que pronto se
fueron convirtiendo en pequeñas y filosas dagas que atravesarían al contrario.
Algunas le dieron, sentía el olor de su sangre pero su furia no se calmaba y
tampoco se vio más apaciguado después de recibir un fuerte azote por parte de
las sombras. En ése momento entendió porque todo estaba tan oscuro, más, a su
vez, entendió también la razón de la escasa luz que había allí: sin luz no
había sombras.
—¿Por qué la trajiste
aquí? ¿Qué quieres de mí?
—Tan engreído. No te
quiero a ti. La quiero a ella. Tiene un poder increíble.
Saitou no entendió lo
que dijo en aquel momento. No le cabía sobre lo que le acababan de decir ni
mucho menos, las condiciones de Myoun, mirándola en el suelo, lejos de él.
El extraño del parche
actuó por su lado también sin obtener grandes resultados: ambos acabaron en el
suelo, pero, todavía quedaba mucho camino por delante. Eran dos contra uno,
algo debían sacar de bueno de ello y eso sería actuar en conjunto.
Primero fue acabar con toda la
luz del lugar. No era demasiado pero iba a ser bueno para ambos. Se separaron
rodeándolo. Uno por el frente, el otro por detrás. Un ataque rápido, una
pequeña distracción para que se fuera por un lado mientras entre ambos, los
despedazaban, sintiendo como la sangre los salpicó en ése momento y pronto, el
ruido sordo del resto del cuerpo cayendo al suelo. Había acabado todo allí.
El hombre del parche, se las
ingenió para devolver la luz al lugar o al menos, algo de ella. Él seguía por
su lado, había algo que quería de vuelta pero no estaba allí. Así había sido
como había desperdiciado su tiempo con un demonio de categoría inferior. En el suelo,
apenas quedaban las ropas que llevaba encima en un montículo de cenizas: se
había desvanecido en la nada al tocar el suelo. Así mismo, había comprado que
la mayoría de las cosas del lugar eran parte de una ilusión. La misma joven se
encontraba con bien, no como antes, cubierta de sangre pero seguía
inconsciente, sin embargo, Saitou respiró tranquilo al ver que seguía con vida
lo que hizo que se preocupara un poco menos por ella. Ahora, era sólo cuestión
de irse de allí.
La tomó entre sus brazos, cargándola
consigo.
—¿Qué harás con ella?— preguntó
el hombre de cabellera negra al ver su actitud con ella siguiéndole el paso
mientras salían de allí.
—La llevaré a su casa. Su familia
la debe estar esperando a estas horas—
—¿Y cómo le explicaras todo?—
preguntó curioso al ver a la joven.
Saitou guardó un momento
silencio. Sinceramente, esperaba que no recordase nada en lo absoluto, pero lo
del parque acuático lo recordaría. Y no sabía qué tanto habría hablado con
aquel demonio. Sin pensarlo, le dio un beso en la frente. De sus labios un leve
destello salió para fundirse en la piel de la joven. Su acompañante se quedó
mirando aquello con una expresión expectante en su rostro.
—¿Qué fue eso?—
—Manipulé sus recuerdos. Mañana,
no sabrá nada de esto— le contó al joven que aún seguía consigo a pesar de su
actitud en el primer momento, sin embargo, Saitou no se veía en afán de
correrlo ni nada, habían estado ambos en la misma situación en ése momento y
quizás eso los habría acercado un poco más.
—Muchas molestias por una simple
humana—
—Quizás para ti lo sea, pero
Myoun es especial—
—¿Especial? ¿Es por lo que dijo
aquel tipo sobre sus poderes?—